Tricotilomanía
La tricotilomanía es el acto repetitivo de arrancarse el pelo dando lugar a la pérdida del mismo y a una alopecia no espontánea. El tirón se puede realizar en cualquier región del cuerpo donde haya vello y cuero cabelludo, pero es frecuente en cabeza, pestañas y cejas. Se especula con que tirarse del cabello puede funcionar como alivio a corto plazo del estrés, pero también se realiza como conducta automática cuando la persona está relajada, distraída, cansada o aburrida. Algunas de las conductas que se llevan a cabo con este trastorno son la examinación, selección, movimiento y arrancamiento del pelo. En algunos casos, también se llega a morder e incluso tragar. Las personas que padecen tricotilomanía experimentan una sensación de nerviosismo inmediatamente antes de arrancarse el pelo y cuando están intentando resistirse a ello, y sienten un placer o gratificación inmediata y efímera cuando lo arrancan.
El médico francés Francois Henri Hallopeau, fue el primero en darle nombre en 1889. La palabra tricotilomanía se compone de los vocablos griegos trichos (pelo), tylos (estirar) y manía (impulso). No fue aceptada como un diagnóstico psiquiátrico hasta casi cien años después, en 1987. En un primer momento se consideró que era un trastorno del control de los impulsos, pero actualmente se le considera dentro de los Trastornos Obsesivos Compulsivos (TOC), en concreto dentro del espectro de las conductas repetitivas centradas en el cuerpo. Aunque comparte algunas características comunes con el TOC, son trastornos diferentes.
Parece que su origen puede ser biológico (desajustes neuroquímicos cerebrales tales como el déficit de serotonina), hereditario (predisposición heredada a rascarse, arrancarse la piel de las uñas, por ejemplo, o arrancarse el cabello) y ambiental (suele iniciarse por primera vez en la adolescencia, aunque también en la infancia, tras situaciones estrés familiar donde el acto de arrancarse el pelo es una forma de tener las manos ocupadas y liberar tensión).
Se estima que puede llegar a afectar al 4% de la población y, aunque en la infancia no hay diferencias de género, en la adultez es más preponderante en mujeres que en hombres. Sin embargo, las cifras exactas de prevalencia son difíciles de conocer pues es un trastorno que las personas que lo padecen suelen ocultarlo y mantenerlo en secreto.
Se trata de un problema con la regulación de los estímulos tanto internos como externos. Los estudios no lo relacionan con conductas de automutilación o autolesivas, pues en este caso la conducta compulsiva no tiene como motivación intentar distraerse de emociones intolerables para la persona. Es un problema conductual con repercusiones psicológicas que conlleva mermas en la autoestima de las personas, que se muestran generalmente avergonzadas, manteniendo su problema en secreto, sin apoyo social y profesional, y hasta con problemas en las relaciones y en el trabajo. Este secretismo alrededor de la Tricotilomanía contribuye a que haya una percepción de que es menos común de lo que es. Algunos personajes de la escena pública como la modelo Sara Sampaio (de Victoria’s Secret), y las actrices Olivia Munn y Amy Schumer están contribuyendo a dar a conocer este problema.
No hay demasiados estudios que se hayan centrado en clarificar sus causas y sus tratamientos, pero está avalada la psicoterapia como forma de abordaje, así como algunos medicamentos que inhiben la recaptación selectiva de serotonina (ISRS), o aminoácidos como el llamado N-acetilcisteína o NAC (se cree que el compuesto actúa sobre el sistema del glutamato, el mayor sistema de transmisión de señales nerviosas en el cerebro). Sin embargo, todavía no hay un medicamento o combinación de medicamentos aprobados eficaces para la Tricotilomanía.
En cuanto a la psicoterapia, se puede abordar desde un cambio en los hábitos de la persona, por ejemplo, que cuando esté sentada viendo la televisión, use crema de manos para tenerlas resbaladizas y no poder pellizcar el pelo, o ponerse perfume y que el acto inconsciente se haga consciente al percibir el olor, o que tenga entre sus manos un “fidget toy” o muñeco antiestrés. Desde la regulación emocional, manejando la ansiedad, la agresividad, la autoexigencia, el control emocional, la vergüenza y el perfeccionismo que suele estar detrás de la conducta. También aprendiendo a escuchar el cuerpo y sus necesidades (Ej. si estás somnoliento o aburrido, ¿qué necesitas hacer para revertir esa situación que no supona arrancarte el pelo?). Leyendo y aprendiendo todo lo que se pueda sobre el trastorno y hablando de ello. Explorando el pasado del a persona, detectando cuando empezó por primera vez y qué ocurría en su entorno familiar en ese momento. Con meditación y apoyo social.
En la Tricotilomanía, como en tantos otros trastornos, lo primero que provoca problemas es la falta de información y el tabú que ello conlleva. Si tienes este problema, si ya tienes calvas visibles en algunas partes del cuerpo, si te causa vergüenza que te vean con esa alopecia, no esperes más. Busca información y busca ayuda profesional.