Los vértigos psicógenos o mareos por ansiedad

Hoy quiero prestar atención al vértigo psicógeno o mareo por ansiedad. A esas sensaciones de inestabilidad, cabeza embotada, de estar como en un barco, de que todo de vueltas, que a veces son muy limitantes y que ocurren como consecuencia de un alto nivel de estrés y/o ansiedad.

Si alguna vez los habéis padecido, seguramente habréis acudido a un médico (¡o a muchos!) y os habrá preguntado “pero, ¿usted qué tiene, vértigos o mareos? Bueno, la descripción que más me aclara qué es una cosa y qué es otra es que los vértigos son una sensación de movimiento o rotación de los objetos externos, y los mareos son una sensación de movimiento dentro de uno/a mismo/a. No obstante, muchas veces veo que los términos se usan indistintamente en la literatura, así que yo hoy no voy a hacer hincapié en esta distinción porque lo que más me interesa es poner el foco en el estrés y la ansiedad que los producen.

Es bastante frecuente que ni el estrés ni la ansiedad se contemplen, por desgracia, como causas que expliquen los vértigos o los mareos. Esto suele alargar el tiempo en el que dar con el diagnóstico correcto, potenciando el uso de fármacos que pocas veces resuelven los síntomas y llegando a empeorar la patología de ansiedad de la persona.

Vértigo psicógeno o mareos por ansiedad, ¿qué es y cuál es su sintomatología?

El vértigo psicógeno o mareo por ansiedad es una patología psicosomática (del cuerpo y de la mente) que tiene relación con cuestiones psicológicas, generalmente relacionadas con el estrés, la ansiedad, la depresión y las fobias. Los estudios muestran que es más frecuente en mujeres entre los 30 y 40 años y en hombres, entre los 40 y los 50 años.

Habitualmente los mareos generados por problemas psicológicos, suelen manifestarse con inseguridad, sensación de desvanecimiento, inestabilidad, embotamiento, aturdimiento, sensación de estar en un barco o que algo gira dentro y fuera de la cabeza. También es frecuente experimentar náuseas, malestar abdominal y vómitos (claro, imagina que estuvieras constantemente metido en un barco en plena marejada, la sensación de náusea y el vómito serían esperables). Otra sintomatología típica son los dolores de cabeza y la tensión o rigidez en cervicales (este es otro de los diagnósticos que hace que las personas empiecen a visitar a fisioterapeutas, quiroprácticos, osteópatas… en busca de solución). Es también frecuente que se experimenten palpitaciones, sensación de debilidad generalizada y fatiga. Total, un cuadro de lo más incómodo.

¿Cómo puede el estrés generar mareos?

El estrés es un sentimiento de tensión física o emocional que puede provocar cambios en nuestro organismo como la pérdida de equilibrio y la sensación de inestabilidad interna.

Un cuadro de estrés grave produce sensación de vértigo o mareo debido a tres cuestiones: la hiperventilación, el presíncope vasovagal y el aumento de cortisol.

1. La hiperventilación ocurre cuando, ante una situación percibida como amenazante ya sea real o imaginaria, se activa la respuesta de lucha-huida del organismo, entonces empezamos a respirar de manera acelerada (hiperventilar) para tener más oxígeno en sangre y hacer frente a la amenaza. Lo que ocurre es que al respirar aceleradamente se descompensa el equilibrio entre oxígeno (O2) y dióxido de carbono (CO2) en el organismo. Y es esta ruptura del equilibrio entre estos dos gases lo que está relacionado con los mareos y con la sensación de vértigo (así como con hormigueo, rampas, temblores, palpitaciones, visión borrosa...). La hiperventilación se da con frecuencia en el trastorno de ansiedad y en las crisis de pánico.

2. El presíncope vasovagal. Cuando decimos que a alguien le ha dado un síncope es que se ha desmayado. Pues el presíncope es esa situación donde parece que se va a perder la conciencia de forma inminente pero no se pierde. El nervio vago es el protagonista, en este caso. Este nervio es el más largo y complejo del cuerpo ya que conecta el cerebro con muchos órganos importantes (intestinos, corazón,pulmones…) y es el componente principal del sistema nervioso autónomo, especialmente del sistema autónomo parasimpático (el que prepara al cuerpo para descansar). Ante un cuadro de estrés grave, el nervio vago deja de funcionar óptimamente, la sangre no llega adecuadamente al cerebro y se produce esta repentina sensación de aturdimiento y mareo.

3. Finalmente, el aumento de hormona cortisol. Existen evidencias de que las hormonas que se liberan durante los episodios de estrés y ansiedad (el cortisol y la adrenalina) pueden tener un impacto directo sobre el sistema vestibular (el sistema vestibular se encuentra en el oído interno y ayuda a modular el equilibrio) y el estrechamiento de los vasos sanguíneos, aumentado de este modo la sensación de mareo.

Ciertos contextos pueden activar o agravar las crisis de vértigos/mareos, como por ejemplo espacios donde hay mucha gente y muchos estímulos sensoriales (imagina un gran centro comercial, una fiesta abarrotada de gente hablando todos a la vez, una manifestación…) pero usualmente, estos episodios suelen comenzar después de situaciones con elevado estrés emocional como ocurre en los duelos, los problemas laborales y las enfermedades de familiares cercanos. Y cuando digo después, no penséis que es inmediatamente después (si fuera así, las personas podrían relacionar con mayor facilidad la causa – el duelo – y el efecto – el mareo-) sino que pueden pasar meses hasta que aparecen los mareos, y esto complica su diagnóstico.

La pescadilla que se muerde la cola.

Entonces, estamos en que el estrés y la ansiedad inician este tipo de mareos. Y no sólo los inician. Ocurre que estos mareos provocan también el mantenimiento del estrés y la ansiedad, o la pescadilla que se muerde la cola. Los pacientes con vértigos y mareos pueden desarrollar cuadros agudos de ansiedad, sobretodo si tardan en ser diagnosticados. Esto es debido principalmente a la incontrolabilidad y la incertidumbre que generan dichos mareos, pues al no saberse en qué momento se producirán, qué los provocan o cómo se podrían evitar, se genera un cuadro agudo de indefensión y de amenaza constante. Las personas que tienen ansiedad generalizada, por ejemplo, pueden tener mareos constantes por largos periodos de tiempo con fluctuaciones en la intensidad. Podría decirse que el vértigo psicógeno es la expresión externa de la ansiedad interna.

Diagnóstico y tratamiento.

El diagnóstico del vértigo psicógeno se lleva a cabo teniendo en cuenta la sintomatología, el historial clínico y la exploración física en la que se incluyen algunas pruebas de equilibrio (p.e. caminar con los ojos cerrados en línea recta, o tocarse la punta de la nariz con el dedo índice).

Gran parte de las personas que sufren vértigos y mareos no saben que son debidos a la ansiedad y el estrés. Por eso, cuando buscan ayuda, acuden a la consulta médica de un otorrinolaringólogo (¿será por un tema de equilibrio?), o un traumatólogo (¿alguna lesión en las cervicales?) o a un cardiólogo (¿algún tema con el corazón?) o un neurólogo (¿algo cerebral?), rara vez acuden de primeras a un psicólogo o psiquiatra. Un factor que puede ayudar al diagnóstico es observar si el mareo desaparece en las vacaciones o periodos de descanso fuera de la rutina diaria. En estos casos, si desaparece, el mareo es de origen ansioso.

El tratamiento de los vértigos psicógenos ha de ser individualizado y específico para cada persona. Puede basarse en psicoterapia para manejar los niveles de ansiedad, psicoeducación para comprender las causas, fármacos que ayuden a reducir los síntomas (Serc, Sulpirida, Diazepam, Tavonin…), fisioterapia, osteopatía y quiropraxia que ayuden a reequilibrar el sistema vestibular, mejorar el movimiento de la columna y optimizar la circulación sanguínea.

Si has leído hasta el final, es seguro que sabes de lo que te hablo. Llámame si necesitas ayuda con tus mareos o vértigos.

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