Las 8 necesidades relacionales del Modelo de Richard Erskine
Las buenas relaciones son cruciales para el bienestar personal y se pueden medir con el modelo de Richard Erskine, entre otros. En este sentido una buena relación es aquella que sostiene, es auténtica, protege, ayuda a superarse, guía y estimula.
La necesidad de seguridad
Se trata de la necesidad visceral de sentirnos protegidos y seguros, sobretodo cuando más vulnerables nos sentimos.
Desde mi punto de vista, en esta pandemia, las personas que han sido ingresadas de urgencia y han sido atendidas por un equipo de sanitarios entregado a su recuperación, trabajando turnos infinitos, con respuestas empáticas han visto satisfecha su necesidad de seguridad física y afectiva.
La necesidad de validación
Se refiere a la necesidad de tener a otra persona que nos considere valiosos, que reconozca y de importancia a lo que expresamos, sentimos, pensamos, soñamos, fantaseamos…
Pienso en la enorme necesidad de validación de los sanitarios y familiares de enfermos por Covid-19. Sanitarios rebasados emocional y profesionalmente, familiares asustados e impotentes, ambos grupos con la necesidad de ser comprendidos en sus comportamientos aunque desconozcamos la razón de los mismos.
Necesidad de “depender”
Cada uno de nosotros necesitamos tener cerca a personas que puedan proporcionarnos orientación, guía, protección y apoyo. En ocasiones esta búsqueda de protección y guía puede manifestarse como “idealización” de esas personas. En este sentido, la idealización es una necesidad inconsciente y no patológica de depender de alguien “más sabio, más fuerte, más experimentado”. Un mayor grado de vulnerabilidad, física y/o psíquica, es directamente proporcional a una mayor búsqueda de protección, fiabilidad, contención e idealización.
Desde mi perspectiva, gran parte de la población hemos tenido que lidiar con grandes niveles de incertidumbre, indefensión y hasta desesperanza frente a este virus desconocido. Ha sido tanta la necesidad de depender de “alguien que sepa más” que hasta hemos elevado a la categoría de “héroes” a médicos, sanitarios y científicos. Las creencias religiosas, la fe, han sido también fuentes de protección y de esperanza en estos tiempos.
La necesidad de compartir la experiencia
Nuestra experiencia personal se ve confirmada cuando encontramos a alguien que es similar a nosotros, que puede entendernos y ponerse en “nuestra piel” porque ha vivido algo parecido a lo nuestro.
Si nos fijamos en el inicio de esta pandemia, nadie antes había pasado por ella, así que ¿cómo debió de ser para los primeros infectados? Me pregunto si pudieron cubrir esta necesidad relacional de compartir la experiencia con “iguales”. Y lo que observo es que tanto la población en general, como los medios de comunicación o distintos colegios de profesionales sanitarios, han organizado dispositivos, webs, aplicaciones de móvil para que se puedan compartir las experiencias vividas.
La necesidad de sentir que lo que hemos vivido es importante para los demás es algo fundamental y más cuando las experiencias son nuevas para un gran grueso de la población mundial.
La necesidad de autodefinición
Esta es la necesidad de poder decir “así soy yo”, “esto me gusta”, “en esto no estoy de acuerdo” y de recibir aceptación por parte de las otras personas con las que nos relacionamos. En ausencia de dicha aceptación, la expresión de autodefinición puede tornarse oposicionismo de forma inconsciente, o competitividad, para poder mantener el sentido de integridad. Cuanto más parecida es la gente, mayor es la presión a definirse como alguien diferente.
Me pregunto si es posible cubrir la necesidad de autodefinición ante una amenaza sanitaria que nos afecta a todos por igual y nos empuja a ir todos a una. En este caso, pienso que admitir que esta necesidad existe, que tiene sentido y normalizarla, podría dar a las personas la sensación de ser apoyadas en la expresión de su identidad, aunque no pueda ser satisfecha del todo.
Crear un impacto en la otra persona
La palabra “impacto” se refiere a influir de alguna manera deseada en otra persona, como por ejemplo, atraer su interés, su atención e incluso provocar un cambio en su comportamiento.
Recuerdo el impacto que tuvieron los aplausos en los balcones en el ánimo de todos nosotros, en la primera ola de la pandemia; las miradas que nos cruzábamos en los pasillos de los supermercados para decidir quién se acercaba primero a coger ese producto que se deseaba adquirir; o la movilización de vecinos para realizar la compra o sacar al perro de aquellas personas que quedaron confinadas en sus habitaciones.
Que la otra persona tome la iniciativa
Se refiere al ímpetu para relacionarnos con otra persona, iniciar un diálogo, proponer un plan, realizar una llamada telefónica… Cuando es la otra persona la que se acerca a nosotros/as en primer lugar, sin tener que pedirlo previamente, sentimos que nuestra relación es importante para ella. Cuando esta necesidad está cubierta, la relación se vuelve más intensa, íntima y satisfactoria.
Muchas son las iniciativas que ha tomado la población desde el inicio de la pandemia. Las videollamadas entre familiares y amigos, las propuestas de enviar cartas y dibujos a los ancianos en las residencias, las canciones grabadas entre varios artistas, las donaciones de mascarillas y equipos sanitarios de distintas empresas, el cambio de actividad de algunas empresas para poder crear más respiradores, los militares que se han prestado a acudir a las casas con la compra necesaria para la persona enferma que no puede salir…
La necesidad de expresar amor
El amor se expresa a menudo mediante un agradecimiento callado o explícito, dando un abrazo, haciendo algo por otra persona como, por ejemplo, acompañarla al médico. Me da la impresión de que todos tenemos más claro la necesidad de recibir afecto y quizás no tanto la necesidad de darlo. Pero así es. Cuando se obstruye o se bloquea la expresión del amor, la persona experimenta la frustración de ser ella misma en la relación.
En estos momentos, el contacto físico, los abrazos, los besos, el apretón de manos han quedado restringidos, y sin embargo nos hemos inventado nuevas formas de mostrar “amor” por medios digitales principalmente, chocando los codos, o mostrando pequeñas reverencias. Para mi son “sucedáneos”, sí, pero es lo tenemos a nuestro alcance y permite expresar nuestro afecto a los demás.