Dificultad para resolver problemas y tomar decisiones II

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Como os contaba en la entrada anterior, hay factores técnicos que son necesarios para poder resolver problemas y tomar decisiones, pero también hay factores personales que nos dificultan el proceso de resolver y decidir. Veamos algunas de estas características de personalidad:

El perfeccionismo. ¿Te has encontrado alguna vez diciendo: bien, esta solución es bastante buena, pero voy a ver si encuentro otra que sea mejor? La búsqueda de LA MEJOR solución nos lleva a eternizarnos en la búsqueda y a no decidir. ¿El problema? Que rara vez hay una única solución que sea LA MEJOR. Generalmente hay soluciones suficientemente buenas en las que asumir los pros y los contras. O puede que te identifiques con esta otra situación: te enfrentas a una decisión que ha de ser tomada de forma rápida, pues no es algo realmente relevante y no quieres perder demasiado tiempo en ello. Pero no puedes. La posibilidad de perfeccionar ese algo que has encontrado que podría estar bien, te hace dedicar horas a eso que debía llevarte tan sólo unos minutos. ¿Qué molesto es eso, verdad? No lograr discernir entre lo urgente, lo importante y lo irrelevante, o incluso lograrlo distinguir, pero no conseguir actuar de forma distinta y darle las mismas vueltas a todo. Esta característica de personalidad está relacionada con querer, y creer, que todo ha de estar muy bien hecho. La mediocridad se tolera muy mal y se dedica mucho tiempo para conseguirlo. Esta característica sacará lo mejor de ti, estoy convencida de ello, sin embargo, también te frustrará porque generalmente no hay ninguna solución o decisión que sea totalmente perfecta.

La necesidad de tener el control. Aquí estamos frente a los incómodos pensamientos que empiezan con “y si…”. ¿Y si hago esto y ocurre lo otro? ¿Y si opto por aquello y entonces me pasa esto? ¿Y si cuando decida A de repente ocurre B? Todos estos “y sis” están relacionados con la necesidad de controlar. Una necesidad de anticipar para que la vida no nos pille desprevenidos. ¿Para qué hacemos esto? Yo considero que siempre lo hacemos por importantes razones, que normalmente son pre-conscientes (es decir, que con terapia las acabas conociendo pero que de primeras no sabes de qué te estoy hablando) y que a pesar de tener una función psicológica importante nos provoca grandes incomodidades en la vida. Esta característica está relacionada con el miedo y la preocupación ante lo que pueda pasar en el futuro. El objetivo de la necesidad de controlar suele ser evitar la incertidumbre y estar seguro al 100% de lo que se decide y lo que va a ocurrir. El problema es que toda decisión implica un grado de incertidumbre y de dudas. Si tienes una gran aversión a ella, te sentirás muy identificado/a con este apartado. Sentirás preocupación, te verás envuelto/a en procesos interminables de comprobación, experimentaras fatiga mental, estrés y, hasta a veces, enfermedad. En el proceso de psicoterapia podrás ir encontrando tus formas de tolerar mejor la incertidumbre y de gestionarla adecuadamente para sentirte descansado/a, más autónomo/a y con mayor libertad interior. 

La excesiva necesidad de orden. Bien, ahora nos encontramos ante la necesidad de encontrar las causas exactas que llevan a efectos determinados. Algo como: “si sólo pudiera encontrar de dónde viene esto, entonces podría dar los pasos adecuados”. Y empieza una interminable (aunque seguro que para algunas/os puede resultar muy estimulante) búsqueda de causas, orígenes, principios, raíces, inicios, que nos entretienen muchísimo pero que nos desvían y nos alejan de la tarea de tomar una decisión. Esta característica está relacionada con un proceso cognitivo donde se ven y se entienden las cosas demasiado lineales. ¿Cuál es el problema? ¡Que hay tantas situaciones que no son lineales! Tantas situaciones son caóticas y circulares en la vida que esta necesidad de orden nos lleva al eterno análisis y a una gran frustración, porque nos deja la sensación de no avanzar. En este caso, en la consulta de psicoterapia puedo ayudarte a ampliar tu modo de procesar las cosas, incluir matices, desarrollar mayor flexibilidad, dar pasos adelante y sentirte dueña/o de tus decisiones. 

El exceso de responsabilidad. Y, sí, aquí nos encontramos con esos momentos en los que decimos: ya, es que si yo hago esto, entonces a fulanita o fulanito le va a pasar tal cosa o tal otra. Ok. Pensemos: saber ponerse en los zapatos de otros, tratar de tener una buena comunicación con los demás, negociar por el bien común, es deseable para mantener buenas relaciones en la vida actual. Pero no olvidemos que cada uno ha de responsabilizarse de lo propio. Tratar de responsabilizarse de lo que no nos corresponde excede el ámbito de actuación personal y dificulta la toma de decisiones y, además, te coloca en un lugar incómodo (rol de salvador, sobreprotector e invasivo) con respecto a ti misma/o y a los demás. Por si fuera poco, el exceso de responsabilidad está relacionado con sentimientos de culpa, con creer que se ha actuado mal en múltiples ocasiones y culpabilizarse de las consecuencias de las decisiones tomadas. Así que, si te reconoces en este ámbito, piensa que una de las cosas que se aprende a realizar en la terapia psicológica es a dar a cada cuál el lugar de responsabilidad que le corresponde, y a reducir la sensación de culpa constante. 

La necesidad de aprobación. Si al pensamiento de que “a fulanita/o le va pasar tal cosa por culpa de mi decisión”, le añadimos este otro pensamiento que dice “y entonces van a pensar de mi que soy una … (sé creativa/o y añade lo primero que suelas decir)” entonces nos damos de bruces con la necesidad de aprobación.  Esta necesidad complica la toma de decisiones y la solución de problemas porque se da más valor a lo que opinen otros que a la propia opinión. Querer quedar bien muchas veces conlleva falta de asertividad, se deja de expresar lo que una/o misma/o quiere decir y, esto, si se mantiene en el tiempo, nos incapacita para comprender qué es lo que verdaderamente queremos y por tanto complica el acto de decidir. En la psicoterapia encontrarás las vías para recuperar y expresar tu propia voz.

El estilo de percepciones. Me refiero a esas ideas pre-concebidas, a esos juicios de valor, a esas creencias transparentes que tenemos que nos hacen ver la vida con un filtro, pero sin ser conscientes de que lo tenemos. Estas ideas, creencias o filtros moldean la realidad que percibimos y nos hacen percibir las cosas como problemas, o como soluciones, o como oportunidades… La atención es selectiva y casi siempre prestamos atención a lo que previamente ha sido seleccionado por filtros inconscientes. Así que, ¿es la realidad tal como es o tal como la vemos (por haberla prejuzgado previamente de forma inconsciente)? Seguro que te has topado con personas que ante la misma situación ven una oportunidad de cambio o mejora y otras que ven una tragedia y no consiguen avanzar. Bueno, los filtros de unas y otras son distintos. Si tus filtros tienden a complicarte la toma de decisiones porque te muestran lo difícil que es todo, quizás podamos limpiarlos, ampliarlos, cuestionarlos en la psicoterapia para que la vida resulte más flexible, llevadera y entusiasmante. 

El estilo emocional, y en concreto: los miedos. En este apartado podemos incluir el miedo a equivocarse, el miedo a no estar a la altura, el miedo a exponerse, el temor al fracaso… En general, cuanto más crucial es la decisión a tomar, más vacilación se experimenta y, ésta, puede llegar a ser paralizante. Piensa que lo que hace que estos miedos puedan ser algo paralizante, no es tanto la situación objetiva, sino tus propias características personales, tu autoconcepto (la imagen que tienes de ti misma/o), tu autoestima (la evaluación que haces de ti misma/o) y tus filtros. Por tanto ¡hay salida! Ya que el poder de emprender acciones que te lleven a tomar decisiones correctas para ti está en ti. Tú tienes la capacidad de conocerte a ti mismo/a, de reconocer las partes de tu personalidad que te ponen contra las cuerdas con sus críticas y juicios, de encontrar qué función psicológica tienen, de retar tus creencias, de disminuir las dudas, de tolerar los miedos y de avanzar adecuadamente en tu vida. 

Deseo de corazón que estas palabras lleguen a quién las necesite y le ayuden a tomar la acción correcta para si misma/o.

Que así sea.

Gracias 

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