Relación entre el libro de Lesli y la psicología
Hace unos días una persona me preguntaba si el libro, Lesli y las experiencias que la llevaron a decidir ser una no-mujer, que había escrito tenía algo que ver con la psicología. Yo sé que sí, pero me detuve a encontrar las palabras concretas para explicarlo.
De primeras, pensé que el libro, en concreto su protagonista, Lesli, nos narra los procesos mentales por los que va pasando, sus sensaciones y percepciones ante lo que ocurre en su entorno, nos cuenta también sus comportamientos y los comportamientos de los demás. Todo esto es objeto del estudio de la psicología, y con Lesli podemos comprender la interrelación existente.
Luego pensé que había otro nivel, quizás más académico, donde encontramos la psicología a través de Voz Maravilla. Esa voz en off que se dedica a poner de relieve ciertos conceptos que dan sentido a las experiencias de Lesli, a veces dándoles forma de explicación, otras veces simplemente señalándolos y otras haciéndonos preguntas sobre ellos. Me refiero a conceptos como “mentalización o teoría de la mente”, “mecanismos de defensa o estrategias de afrontamiento”, “disociación”, “pensamiento mágico”, “teoría del apego”, “influencia de los introyectos”, “conclusiones implícitas”, “decisiones explícitas”, “experiencias reforzantes”, “sistema de guion”… La terminología psicológica está continuamente vertebrando el texto de una manera ligera y concreta.
Fui más al fondo y llegué a mi. Me pregunté si la psicología habría tenido algo que ver en que yo escribiera este texto. Me fui entonces a todos los años que llevo interesada en el crecimiento personal, en todos los cursos, talleres, seminarios de autodesarrollo y autoconocimiento que he realizado, en mi formación en psicología y psicoterapia, en las horas de formación y supervisión, en las horas de psicoterapia propia, en las horas de psicoterapia ajena… Llegué a la conclusión de que todo este bagaje personal y profesional me había permitido conocerme a mi misma, conocer y amar a la niña que llevaba dentro, a las niñas y niños que todos mis pacientes llevan dentro, y escribir este libro. Ponerme en el lugar de la niña que ve, que siente, que piensa, que vive las cosas de una manera por dentro y de otra por fuera y describirlo en palabras llanas y sencillas es algo que se encuentra en el libro. Narrar lo que la niña podría estar necesitando, lo que obtuvo y lo que le faltó, lo que echó de menos, lo que ocultó, y cómo todo ello va haciendo que la niña se construya a sí misma y forme su identidad, es la esencia del libro.
Pensemos una cosa, no es tan sencillo recordar lo que se pensaba cuando teníamos cinco o seis años. Y aun así, algo pensábamos, ¿no os parece? En la psicoterapia vamos rescatando esos pedacitos del Self (del Yo) que quedaron sin ser contados, sin ser puestos en palabras, sin ser vistos por nadie para completar la narrativa de la persona que llega con patrones de conducta o con creencias que le disgustan y no sabe por qué. Algo así hago con Lesli. Imaginad que os pregunto ¿os acordáis de lo que pensabais con cinco o seis años? Puede que haya quién diga que sí, pero generalmente la respuesta será que no. Y si os pregunto ¿recordáis como os sentíais en casa de los abuelos? O ¿recordáis que sensaciones teníais en la mesa cuando os sentabais a comer? Puede que esto sí que lo recordéis. No de forma clara, con imágenes concretas, no, así no. Pero sí con sensaciones difusas, afectos indiferenciados, con tensiones o contracciones corporales, con sensaciones de expansión y liviandad. La memoria no sólo ocurre en forma de imágenes, podemos tener recuerdos somáticos o emocionales en el cuerpo que cursan sin imágenes, y son también recuerdos. De hecho, cuanto más jóvenes, más memoria sensorial, emocional y corporal tenemos porque el lenguaje no se adquiere hasta pasada una cierta edad. Todo lo anterior a la adquisición del lenguaje también se queda registrado en el cuerpo, sólo que sin palabras, sin narrativa concreta, sin imágenes definidas.
Mi experiencia vital y profesional me ha permitido rescatar estas sensaciones no verbales, y ponerles las palabras nunca antes nombradas y, a partir de ahí, construir la ficción de Lesli, de qué pensaba por dentro con cuatro años, de cómo observaba su mundo y sacaba conclusiones con seis, de cómo le da sentido a quién es ella y los demás con diez… Seguramente no habría podido crear un personaje así sin toda la psicología y la psicoterapia que llevo a mis espaldas.
Así que sí, sin psicología no existiría el libro de Lesli ☺.
PD: Sí, cierto, Lesli no se escribe así. Pero si llegáis a conocer a la pequeña Lesli, o cuando la conozcáis, os daréis cuenta de que no puedo escribirlo de otra manera que de esta.